INTRODUCCIÓN:
La cultura milenaria de China es muy rica en los aspectos
medicinales, familiares, la comida, la música, la religión y por
su exquisita y frágil porcelana, especialmente por sus jarrones; sus alfareros, eran artistas y orfebres, que los
hacían tan altos como mesas, tan estrechos como sillas y eran la admiración de
todo el mundo por sus acentuadas formas y su delicada belleza.
La historia cultural dice que cuando un jarrón era
terminado, que se veía perfecto, todavía faltaba otro paso en el proceso de
creación final de la obra. El artista lo rompía y luego lo reconstruía pegando
sus partes con hermosa y bien acabada filigrana de oro.
Un jarrón hermoso era trasformado en una inapreciable y
perfecta obra de arte; para llegar a esta perfección había que romper lo que
aparentemente estaba ya terminado.
Esto era posible por la búsqueda de la perfección;
podremos hacer lo mismo, cuando logremos deslastrarnos de nuestro apego a
pensar que lo que hago está bien y que ya no lo podemos hacer mejor y no
dejamos que fluyan nuestros dones y talentos para ponerlos al servicio de las
personas de una manera significativa.
ACLARATORIA
PERTINENTE
Uno de los problemas gravísimos que sufre la sociedad es
la visión estacionaria de las personas que están al frente de la oportunidad de
implementar los cambios necesarios que pueden modificar no solo la estructura
de sus organizaciones sino la individualidad de quienes las componen. Muchas
veces estas personas se constituyen en un obstáculo para que estos cambios se
den y lo hacen sin tomar en cuenta lo perentorio de los cambios.
LA
HORA DE CAMBIAR LOS PARADIGMAS
Así como con los jarrones un producto o una acción no estarán
terminados sino tenemos comunicación, cooperación y sobre todo compromiso. ( la
triple C).
Cada día tenemos que hacer frente a cambios desafiantes,
nos volvemos de espalda y nuestro entorno ha cambiado, no bien se establecen
las reglas, estas se vuelven obsoletas.
En estos tiempos inciertos ya no podemos seguir
reciclando, modificando o revisando la “sabiduría convencional” que nos servía
para épocas pasadas, debemos tomar nuevas medidas.
No podemos solucionar las cosas tratando simplemente de
dedicarle más tiempo y esfuerzo a hacer aquellas mismas cosas que nos
produjeron buen resultado en el pasado.
El momento de
cambiar es cuando uno no tiene que hacerlo, cuando uno se encuentra arriba y no en el fondo.
Jamás le des la espalda a las circunstancias. En una
sociedad compleja, nadie hace frente a la vida por si sol@. Ninguna persona
inteligente trata de hacerlo todo o de ser todo para los demás al mismo tiempo.
Es muy importante contar con la seguridad de un buen
apoyo ante la posibilidad de una emergencia
Mancomunando conocimientos y recursos se pueden adquirir
enseñanzas y llegar hasta lugares insospechados.
LOS
CAMBIOS Y LOS APAGA FUEGOS
La reacción habitual frente a los cambios es la
resistencia. Estas son las cosas que generalmente manifiestan los que no
quieren cambios.
Esto no está
considerado en el: programa, presupuesto en la agenda, etc.
De donde van a
salir los recursos, los materiales las personas o el sitio, etc.
Quien realizará
el trabajo adicional para poner en marcha la idea.
Si aceptamos esa
idea dispersaremos nuestros recursos.
Eso jamás dará
resultado.
En nada parece práctico.
Para que hacer
cambios si la cosas funcionan bien tal cual como están, “si pero”.
Nunca hemos hecho
algo parecido.
Esa no es la
manera de hacer las cosas aquí.
Los líderes de todos los campos ponen énfasis en la
importancia de aceptar los cambios, pero realmente las únicas personas que dan
la bienvenida al cambio, son aquellas a las que les afecta el estancamiento.
Sin importar lo positivo que pueda ser el cambio, la
mayoría de las personas tratan de evitarlo o de oponerse a el.
Seamos sinceros, el cambio es perturbador, la tendencia
es aferrarnos a lo conocido, caminar sobre terreno seguro y aceptar aquello que
nos es familiar. De manera disimulada o velada oponemos resistencia.
Loa lanzadores de agua siempre se concentran en lo malo
de una idea no en lo bueno, ellos siempre tendrán sus razones para explicar
porque no funcionará tal idea, “el si pero”.
La inactividad y el no hacer nada es otra manera de aguar
el cambio. No hay nada tan letal como esta actitud.
Si usted como líder no involucra a las personas en las
decisiones, entonces puede esperar que los demás traten de extinguiros.
Está mal que alguien nos eche un chorro de agua, pero lo
peor es que nos lo hagamos nosotros mismos.
Apagarse uno mismo es acabar con los sueños, las ideas y
el entusiasmo, y lo deja a uno con la enfermedad aguda y contagiosa de las
cinco D: Desánimo, Depresión, Disgusto, Decepción y Derrota.
Los sueños individuales de cada uno de ustedes los
llevarán a niveles insospechados.
No sabemos nosotros como lideres las limitaciones ajenas
y solo llevarnos por su capacidad física o intelectual para no creer en ellas. Realmente
no tenemos nada para medir la potencialidad de las personas cuando estas se
esfuerzan para realizar sus sueños.
No se le puede quitar la importancia que tiene la
información, las habilidades y la experiencia. Todos necesitamos ser
competentes en el trabajo, en los estudios, en la casa, etc., etc. etc.
Todos necesitamos unos conocimientos básicos. Si Ud. no
conoce el material, si no ha practicado y no ha realizado su tarea no puede
participar correctamente, no sobrevira largo tiempo. Ud. forjará su propio
fracaso. Pero todas estas cosas solo te permitirán ser bueno o medianamente
bueno.
Euclides Vargas Johnson
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